Gracias mamá

Las nuevas generaciones han perdido esa poesía alrededor del insulto. El lenguaje se está empobreciendo y alguien ha de hacer algo al respecto. Chavales, tomad nota:

Arancha: es verla y se me ensancha

Marta: me la come hasta que se harta

Elena: me la come hasta que se llena

Rubén: el que me la pone como un tren

Alberto: el del culo abierto

Gustavo: cógeme el nabo

Lorena: mis cojones con melena

Vanessa: me la pone tiesa

Carlos: el de los cojones largos

María del mar: ¿esto es pulpo o calamar?

Alejandro: con los huevos colgando

Lucía: cógele el culo a tu tia

Aitor: se mete por el culo un destornillador

Alfredo: se mete por el culo un cenicero

Vicente: con la polla en la frente

Arturo: con el cipote duro

Dominga: tócame la pinga

Gonzalo: con la chorra en la mano

Irene: cómeme el pene

Tomás: al que le gusta por detrás

Marina: a la que le huele el chumino a sardina

Elena: sóplame el capullo que tengo arena

Arancha: la de las bragas anchas

Bea: levanta la pata y mea

Jacobo: cuanto más grande mas bobo

Arturo: dos pesetas por un duro